jueves, 27 de agosto de 2009

primeras impresiones

Dicen que por la mañana la mente esta más despejada, mas receptiva, más espabilada. Ya he leído que algunos escritores se levantan bien tempranito para trabajar en sus artículos y novelas. A mi no me funciona. Tampoco soy escritora. La ciudad ya está en pie y me distraigo. Hay tanto ruido, tanto trajín que ya tengo que hacer algo,lo que implica en la mayoría de los casos, salir a la calle. Toda la vida, te levantas te aseas y te vas. Así sucede en la escuela, en la primaria, secundaria, universidad y trabajos varios. En casa mi pituitaria me lo recrimina provocando reacciones alérgicas, aunque cada vez menos, parece que la selva me sentó bien, y mis piernas parecen entumecidas si le planto cara al ordenador sin previamente tocar asfalto. Por la mañana te pones al día de lo que ha pasado hoy, sales a tomar café, el sol, el pelo, a caminar, lo que sea, y la noche se tercia más a la reflexión interior. Curiosamente a partir de media noche es ya “el día siguiente” pero no oficialmente, y aunque lo leas en los diarios digitales, no hay nadie con quien discutirlo con lo que no vale. La noche le concede unas horas más al día anterior. Esto es como lo de que hasta que no se come, no es por la tarde.